Proveniente de una familia humilde del barrio Los Gómez de Itagüí, la menor de diez hijos, Marcia Muñoz trabaja incesantemente cada día, con el mismo empuje y energía.
Esta itagueña de tez morena, de cabello crespo y oscuro, y 1.56 de estatura, se levanta cada día a las 4:00 de la mañana, alimenta a su “niño Manolo”, su perro de un año, y se alista para salir a trabajar en la Facultad de Odontología de la Universidad de Antioquia, donde se desempeña como contratista de la empresa A&S Aseo y Mantenimiento, desde hace tres años y tres meses.
Y es que la facultad no sólo le ha proporcionado la oportunidad de un trabajo sino también la de conocer el amor, por eso desde hace 3 años lleva una relación discreta con Rafael, un vigilante de la Universidad que la adora con devoción.
Conocida como Marcielina, su actitud siempre servicial le ha merecido el aprecio y reconocimiento de quienes le rodean, “mis compañeros dicen que soy una bacana y que los hago reír mucho”, y es que así es ella, siempre con una sonrisa que ilumina su rostro, a lo que ella no duda en decir “soy alegre porque nací el 25 de diciembre, nací con la música parrandera de fondo, entonces yo digo que es por eso”.
Pese a que no todo ha sido fácil, asegura que “lo más importante en la vida y que no tiene precio es la salud”. Soltera y sin hijos por decisión propia, es una ferviente amante de los animales, por eso sueña con “Llegar a vieja y tener una finca, que sea mía, con muchos animales, llenos de muchos conejos y perros”.
Fue así como el día en que nació Marcia Muñoz Uribe, hace ya 42 años, el mundo se llenó de alegría, con las risas de Marcielina.
Fotografía tomada por Carolina Estrada Mesa
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