- "Sin música la vida sería un error" Nietzsche
- Para los creadores no hay pobreza ni lugar pobre.
- La poesía debe nacer de la necesidad.
LECTURAS
1. Rainer Maria Rilke (1875- 1926): considerado uno de los poetas más importantes en alemán y de la literatura universal. Sus obras fundamentales son las Elegías de Duino y los Sonetos a Orfeo. En prosa destacan las Cartas a un joven poeta y Los cuadernos de Malte Laurids Brigge.
Las cosas no son todas tan comprensibles ni tan fáciles de expresar como generalmente se nos quisiera hacer creer. La mayor parte de los acontecimientos son inexpresables; suceden dentro de un recinto que nunca holló palabra alguna. Y más inexpresables que cualquier otra cosa son las obras de arte: seres llenos de misterio, cuya vida, junto a la nuestra que pasa y muere, perdura.
Dicho esto, sólo queda por añadir que sus versos no tienen aún carácter propio, pero sí unos brotes quedos y recatados que despuntan ya, iniciando algo personal. Donde más claramente lo percibo es en el último poema: "Mi alma". Ahí hay algo propio que ansía manifestarse; anhelando cobrar voz y forma y melodía. Y en los bellos versos "A Leopardi" parece brotar cierta afinidad con ese hombre tan grande, tan solitario. Aun así, sus poemas no son todavía nada original, nada independiente. No lo es tampoco el último, ni el que dedica a Leopardi. La bondadosa carta que los acompaña no deja de explicarme algunas deficiencias que percibí al leer sus versos, sin que, con todo, pudiera señalarlas, dando a cada una el nombre que le corresponda.
Usted pregunta si sus versos son buenos. Me lo pregunta a mí, como antes lo preguntó a otras personas. Envía sus versos a las revistas literarias, los compara con otros versos, y siente inquietud cuando ciertas redacciones rechazan sus ensayos poéticos. Pues bien -ya que me permite darle consejo- he de rogarle que renuncie a todo eso. Está usted mirando hacia fuera, y precisamente esto es lo que ahora no debería hacer. Nadie le puede aconsejar ni ayudar. Nadie... No hay más que un solo remedio: adéntrese en sí mismo. Escudriñe hasta descubrir el móvil que le impele a escribir. Averigüe si ese móvil extiende sus raíces en lo más hondo de su alma. Y, procediendo a su propia confesión, inquiera y reconozca si tendría que morirse en cuanto ya no le fuere permitido escribir. Ante todo, esto: pregúntese en la hora más callada de su noche: "¿Debo yo escribir?" Vaya cavando y ahondando, en busca de una respuesta profunda. Y si es afirmativa, si usted puede ir al encuentro de tan seria pregunta con un "Si debo" firme y sencillo, entonces, conforme a esta necesidad, erija el edificio de su vida. Que hasta en su hora de menor interés y de menor importancia, debe llegar a ser signo y testimonio de ese apremiante impulso. Acérquese a la naturaleza e intente decir, cual si fuese el primer hombre, lo que ve y siente y ama y pierde. No escriba versos de amor. Rehuya, al principio, formas y temas demasiado corrientes: son los más difíciles. Pues se necesita una fuerza muy grande y muy madura para poder dar de sí algo propio ahí donde existe ya multitud de buenos y, en parte, brillantes legados. Por esto, líbrese de los motivos de índole general. Recurra a los que cada día le ofrece su propia vida. Describa sus tristezas y sus anhelos, sus pensamientos fugaces y su fe en algo bello; y dígalo todo con íntima, callada y humilde sinceridad. Valiéndose, para expresarse, de las cosas que lo rodean. De las imágenes que pueblan sus sueños. Y de todo cuanto vive en el recuerdo.
Si su diario vivir le parece pobre, no lo culpe a él. Acúsese a sí mismo de no ser bastante poeta para lograr descubrir y atraerse sus riquezas. Pues, para un espíritu creador, no hay pobreza. Ni hay tampoco lugar alguno que le parezca pobre o le sea indiferente. Y aun cuando usted se hallara en una cárcel, cuyas paredes no dejasen trascender hasta sus sentidos ninguno de los ruidos del mundo, ¿no le quedaría todavía su infancia, esa riqueza preciosa y regia, ese camarín que guarda los tesoros del recuerdo? Vuelva su atención hacia ella. Intente hacer resurgir las inmersas sensaciones de ese vasto pasado. Así verá cómo su personalidad se afirma, cómo se ensancha su soledad convirtiéndose en penumbrosa morada, mientras discurre muy lejos el estrépito de los demás. Y si de este volverse hacia dentro, si de este sumergirse en su propio mundo, brotan luego unos versos, entonces ya no se le ocurrirá preguntar a nadie si son buenos. Tampoco procurará que las revistas se interesen por sus trabajos. Pues verá en ellos su más preciada y natural riqueza: trozo y voz de su propia vida.
Una obra de arte es buena si ha nacido al impulso de una íntima necesidad. Precisamente en este su modo de engendrarse radica y estriba el único criterio válido para su enjuiciamiento: no hay ningún otro. Por eso, muy estimado señor, no he sabido darle otro consejo que éste: adentrarse en sí mismo y explorar las profundidades de donde mana su vida. En su venero hallará la respuesta cuando se pregunte si debe crear. Acéptela tal como suene. Sin tratar de buscarle varias y sutiles interpretaciones. Acaso resulte cierto que está llamado a ser poeta. Entonces cargue con este su destino; llévelo con su peso y su grandeza, sin preguntar nunca por el premio que pueda venir de fuera. Pues el hombre creador debe ser un mundo aparte, independiente, y hallarlo todo dentro de sí y en la naturaleza, a la que va unido.
Pero tal vez, aun después de haberse sumergido en sí mismo y en su soledad, tenga usted que renunciar a ser poeta. (Basta, como ya queda dicho, sentir que se podría seguir viviendo sin escribir, para no permitirse el intentarlo siquiera.) Mas, aun así, este recogimiento que yo le pido no habrá sido inútil: en todo caso, su vida encontrará de ahí en adelante caminos propios. Que éstos sean buenos, ricos, amplios, es lo que yo le deseo más de cuanto puedan expresar mis palabras.
¿Qué más he de decirle? Me parece que ya todo queda debidamente recalcado. Al fin y al cabo, yo sólo he querido aconsejarle que se desenvuelva y se forme al impulso de su propio desarrollo. Al cual, por cierto, no podría causarle perturbación más violenta que la que sufriría si usted se empeñase en mirar hacia fuera, esperando que del exterior llegue la respuesta a unas preguntas que sólo su más íntimo sentir, en la más callada de sus horas, acierte quizás a contestar.
Fue para mí una gran alegría el hallar en su carta el nombre del profesor Horacek. Sigo guardando a este amable sabio una profunda veneración y una gratitud que perdurará por muchos años. Hágame el favor de expresarle estos sentimientos míos. Es prueba de gran bondad el que aun se acuerde de mí, y yo lo sé apreciar.
Le devuelvo los adjuntos versos, que usted me confió tan amablemente. Una vez más le doy las gracias por la magnitud y la cordialidad de su confianza. Mediante esta respuesta sincera y concienzuda, he intentado hacerme digno de ella: al menos un poco más digno de cuanto, como extraño, lo soy en realidad.
Con todo afecto y simpatía, Rainer Maria Rilke
2. Manuel Mejía Vallejo (1923 - 1998) fue un escritor y periodista colombiano. Representa la vertiente andina de la narrativa colombiana contemporánea.
Hermano Lobo (fábula) del libro: Sombras contra el muro.
Un día el lobo se dio cuenta de que los hombres lo creían malo. - Es horrible lo que piensan y escriben – exclamó. - No todos – dijo un ermitaño desde la entrada de su cueva, y repitió las palabras que inspiró San Francisco. El lobo estuvo triste un momento, quiso comprender. - ¿Dónde está ese santo? - En el cielo. - ¿En el cielo hay lobos? El ermitaño no pudo contestar. - ¿Y tú que haces? – preguntó el lobo intrigado por la figura escuálida, los ojos ardidos, los andrajos del ermitaño en su duro aislamiento. El ermitaño explicó todo lo que el lobo deseaba. - Y cuando mueras ¿irás al cielo?- preguntó el lobo conmovido, alegre de ir entendiendo el bien y el mal. - Hago lo que puedo por merecer el cielo – dijo apaciblemente el ermitaño. - Si fueras mártir, ¿irías al cielo? - En el cielo están todos los mártires. El lobo se le quedó mirando, húmedos los ojos, casi humanos. Recordó entonces sus mandíbulas, sus garras, sus colmillos poderosos, y de unos saltos devoró al ermitaño. Al terminar se tendió en la entrada de la cueva, miró al cielo limpiamente y se sintió bueno por primera vez.
3. Andrea Cote Botero : Barrancabermeja, Colombia (1981) Poeta, profesora universitaria y colaboradora del “Festival Internacional de Poesía de Medellín”. Ha publicado los libros Puerto Calcinado (2003), Blanca Varela y la escritura de la soledad (2004) y Una fotógrafa al desnudo. Biografía de Tina Modotti (2005). En el año 2005 recibió el Premio Mundial de poesía joven “Puentes de Struga”, otorgado por la Unesco y el Festival de Poesía de Macedonia. Cote Botero ha sido traducida, entre otras lenguas, al inglés, francés e italiano.
Libro: Puerto Calcinado La merienda También acuérdate María de las cuatro de la tarde en nuestro puerto calcinado. Nuestro puerto que era más bien una hoguera encallada o un yermo o un relámpago. Acuérdate del suelo encendido, de nosotros rascando el lomo de la tierra como para desenterrar el verde prado. El solar en donde repartían la merienda, nuestro plato rebosante de cebollas que para nosotros salaba mi madre, que para nosotros pescaba mi padre. Pero a pesar de todo, tu lo sabes, habríamos querido convidar a Dios para que presidiera nuestra mesa, a Dios pero sin verbo sin prodigio y sólo para que tú supieras, María, que Dios está en todas partes y también en tu plato de cebollas, aunque te haga llorar. Pero sobre todo, María, acuérdate de mí y de la herida, de antes de que pastaran mis manos en el trigal de las cebollas para hacer de nuestro pan el hambre de todos nuestros días y para que ahora, que tú ya no te acuerdas y que la mala semilla alimenta el trigal de lo desaparecido yo te descubra, María, que no es tu culpa ni es culpa de tu olvido, que es este el tiempo y este su quehacer.
Casa de piedra Era corriente y deslucido y mohíno el ademán, con que dábamos la espalda a la casa de piedra de mi padre para hondear faldas floreadas y de luz en nuestro puerto desecado. Por primera vez y sin nodriza, bordeábamos la arcada de la tarde, todo para no ver las manos de piedra de mi padre oscureciéndolo todo, apresándolo todo, sus palabras de piedra y cascarrina Lloviendo en el jardín de la sequía. Y nosotras en fuga hacia calles blanqueadas y farándula de mediodía y ellos repitiendo en la puerta de piedra: catorce años, falda corta, zapatos rojos sin usar. Éramos en avidez musical y de fasto y malabares, ante la lustrosa acera, antes de quedarnos parados y sin voz para ver la desolada estampa, la ruina. Pues el silencio, que no el bullicio de los días, atraviesa. El silencio, que es que son treinta y dos los ataúdes vacíos y blancos.

Entra, siéntate; pon tu rostro en alto y trata de no incomodar a nadie con la mirada. No permitas que la voz de tu alma se apropie del perdón ni dispongas tu actitud para la guerra. Trata de olvidar por siempre los momentos en que nuestros cuerpos se calentaban en el jardín, mientras veíamos cómo el cielo se hinchaba tras las cortinas del sol. No refresques esa manera apasionada de odiarnos; no vuelvas a amar con ese desenfreno. Deja que la laxitud de la distancia amortaje tu espíritu, bebe un vaso de vino y brinda por ti, luego, márchate. Háblame entonces desde cualquier lugar como si yo fuera tu sombra, cuéntame de tu vida, confíame tus secretos, tus dudas, y de vez en cuando, canta para mí con tu voz de agua.
GLOSARIO • Hollar: PISAR, ATROPELLAR , PISOTEAR • Encallar: detener,inmovilizar • Yermo: Baldío, estéril • Avidez: Ambición, codicia • Laxitud: Debilidad, desfallecimiento • Amortajar: Envolver, cubrir
REFLEXIÓN :Al releer nuevamente los textos explorados, me queda la sensación de que cada uno de ellos surge de una introspección muy íntima, especialmente las poesías. Incluso siento que como lectora estoy invadiendo la privacidad del autor como si uno fuera un testigo presencial de un hecho personal que no me pertenece, pero que de alguna manera puede uno sentirse identificado y darle un significado propio.
CIBERGRAFÍA: http://lacomunidad.elpais.com/blogfiles/loitering-on-street-corners/pa_RainerMariaRilke.jpg http://es.wikipedia.org/wiki/Rainer_Maria_Rilke http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/opin/rilke.htm http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Mej%C3%ADa_Vallejo http://lacanciondelasirena.wordpress.com/2009/07/29/hermano-loco/ http://www.latinale.de/latinale07/es/autorinnen/botero.html http://nexusuniversalis.blogspot.com/2009/08/tatuajes-de-viento.html
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