Pablo Neruda: Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto[ (Parral, 12 de julio de 1904 – Santiago de Chile, 23 de septiembre de 1973) conocido por el seudónimo y, más tarde (1946), el nombre legal de Pablo Neruda, fue un poeta y militante comunista chileno, considerado entre los mejores y más influyentes de su siglo, siendo llamado por el novelista Gabriel García Márquez "el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma".[] También fue un destacado activista político, siendo Senador de la República, integrante del Comité Central del Partido Comunista y pre-candidato a la Presidencia. Entre sus múltiples reconocimientos destacan el Premio Nobel de Literatura en 1971 y un Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Oxford. En palabras del crítico Harold Bloom, "ningún poeta del hemisferio occidental de nuestro siglo admite comparación con él".
Fragmento “Residencia en la tierra”
Como cenizas, como mares poblándose,en la sumergida lentitud, en lo informe,o como se oyen desde el alto de los caminoscruzar las campanadas en cruz,teniendo ese sonido ya aparte del metal,confuso, pesando, haciéndose polvoen el mismo molino de las formas demasiado lejos,o recordadas o no vistas,y el perfume de las ciruelas que rodando a tierrase pudren en el tiempo, infinitamente verdes. Aquello todo tan rápido, tan viviente,inmóvil sin embargo, como la polea loca en sí misma,esas ruedas de los motores, en fin.Existiendo como las puntadas secas en las costuras del árbol,callado, por alrededor, de tal modo,mezclando todos los limbos sus colas.Es que de dónde, por dónde, en qué orilla.El rodeo constante, incierto, tan mudo,como las lilas alrededor del convento,o llegada de la muerte a la lengua del bueyque cae a tumbos, guardabajo, y cuyos cuernos quieren soñar. Por eso, en lo inmóvil, deteniéndose, percibir.entonces, como aleteo inmenso, encima,como abejas muertas o números,ay, lo que mi corazón pálido no puede abarcar,en multitudes, en lágrimas saliendo apenas,y esfuerzos humanos, tormentas,acciones negras descubiertas de repentecomo hielos, desorden vasto,oceánico, para mí que entro cantandocomo con una espada entre indefensos. Ahora bien, de qué está hecho ese surgir de palomasque hay entre la noche y el tiempo, como una barrancahúmeda?Ese sonido ya tan largoque cae listando de piedras los caminos,más bien, cuando sólo una horacrece de improviso, extendiéndose sin tregua. Adentro del anillo del veranouna vez los grandes zapallos escuchan,estirando sus plantas conmovedoras,de eso, de lo que solicitándose mucho,de lo lleno, obscuros de pesadas gotas.
Gonzalo Arango Arias (1931 - 1976) fue un escritor y poeta colombiano. En 1958 fundó el nadaísmo, movimiento de vanguardia de repercusión nacional, que intentó romper con la Academia de la Lengua, la literatura y la moral tradicionales. Arango murió en un trágico accidente en la ciudad de Tocancipá en 1976 cuando estaba planeando un viaje definitivo a Londres para que "los colombianos al perderme... me ganen".
Fragmento: “Manifiesto nadaísta al homosapiens”
"... Pateamos la piedra tumbal y resucitamos. Sonó la hora de bautizar la tierra con una nueva barbarie purificadora- El planeta hiede a almas muertas. No más resignación, no mas quietud, no mas derrotismo. Se abre el proceso, vamos a acusar, a enterrar a los muertos, a limpiar la tierra de excrementos, ¡vamos a vivir!, nuestro mensaje es de muerte, seremos tiernos como verdugos. De éste apocalipsis sólo se salvarán los vivos. Nuestro diluvio es de odio. No perdonaremos. No hay que ser blandos ni compasivos. Hay que ser crueles, insobornables al bien. Hay que ser peores que virtuosos. Hay que consumar la muerte del humanismo en esta región del espíritu donde el hombre está muerto: en sus ilusiones. La razón es una rata muerta: hiede. Un vaho de putrefacción asciende de los poros hasta el alma, infecta la carne, la vida, el planeta... Todos los valores de esta civilización maxfactorizada y marxista hay que arrojarlos a la cañería sin excepción. El hombre está corrompido desde la cabeza hasta el coxis, hay que dementalizar la carne, adonizar el espíritu. Nuestra literatura será el purgante para que el hombre, en vez de caca, defeque sus razones... Para que el hombre no sea aniquilado, para que el espíritu no sea sentado en la silla eléctrica, para que un resto de dignidad animal no nos sea arrebatado por esta civilización de acero, los nadaístas prometemos hacer un arte de ignominia que consista en aplastar al hombre sobre un water closet hasta que se eleve, como por encima de un pedestal, en sus propios excrementos, y sienta que todo eso perfumado que llamaba los Valores, no era más que un montón de Mierda..."

Giovanni Quessep: Poeta y ensayista colombiano nacido en San Onofre, Sucre, en 1939. Estudió Filosofía y letras en la Universidad Javeriana de Bogotá, y en Italia se especializó en poesía del Renacimiento y Lectura Dantis. Desde 1992, es Doctor Honoris Causa en Filosofía y letras de la Universidad del Cauca de la cual es profesor de Literatura. Ha sido colaborador de prestigiosas revistas y está considerado como uno de los poetas capitales de la segunda mitad del siglo en Colombia.De su amplia obra poética merecen destacarse las siguientes publicaciones: «Después del paraíso» en 1961, «El ser no es una fábula» en 1968, «Duración y leyenda» en 1972, «Canto del extranjero» en 1976, «Madrigales de vida y muerte» en 1978, «Muerte de Merlín» en 1985 y «Antología poética» en 1993. «Brasa lunar» su libro más maduro, obtuvo el Premio Nacional de Poesía José Asunción Silva 2004.
Mientras cae el otoño
Nosotros esperamos envueltos por las hojas doradas. El mundo no acaba en el atardecer, y solamente los sueños tienen su límite en las cosas. El tiempo nos conduce por su laberinto de hojas en blanco mientras cae el otoño al patio de nuestra casa. Envueltos por la niebla incesante seguimos esperando: La nostalgia es vivir sin recordar de qué palabra fuimos inventados.

Aurelio Arturo Martínez: Poeta colombiano nacido en La Unión, Nariño, en 1906. Doctor en Derecho por el Externado de Colombia, publicó, en 1928, cuando todavía era estudiante, sus primeros poemas en la revista Universidad, dirigida por el intelectual Germán Arciniegas. Dedicado por entero al ejercicio profesional, ejerció algunos cargos públicos como Secretario General del Ministerio de Trabajo y funcionario del Ministerio de Defensa. La poesía y la traducción las practicó en sus ratos libres pero de manera constante. En 1963 se editó su único libro, «Morada al Sur» por el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía Guillermo Valencia. Meses antes de su muerte recibió el doctorado Honoris Causa en Filosofía y Letras por la Universidad de Nariño. Murió en Bogotá en 1974.
Sequía
Porque la sed había herido toda cosa,todo ser, toda tierra de hombres…Y nunca más volvería la lluvia.Y moría la aldea en el silencio de bronce.Los flacos perros alargaban sus lenguas hasta lasgalaxias.¿Y sólo en secreto saben hablar los bosques?Y la sed enseñaba palabras procaces,era un recuerdo de savias y frutas,era un lirio de hielo abierto en todo el cielo.y dijo el hombre: aquí junto a mi lechoperros de sed y fuego saltan a mi garganta...Pero más allá de las lontananzasoigo venir la lluvia danzando jubilosacon violetas y rosas,la siento venir en distancias de años,sus pies menudos, finos y saltarines.Si lloviera en la aldea,sobre los valles que bostezan secos,si lloviera sobre las alfombrasdel monte,sobre la noche de rocas amarillas.Una delgada aguja había,perdida,en la profusa sombra,una agujita de agua.Y la joven madre cobrizainclinada y desnuda como hoja de plátano,prendido de sus senostiene un hijo de barro,otros días los cielos tímidos descendíana picotear los granos en su palma de greda.¿Dónde el agua desnuda,el agua que brilla y canta?El agua es en la noche como una luz opaca.Y esa palabra húmeda sonando lejos en el monte.Ese fresco tambor no se sabe en dónde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario