lunes, 31 de agosto de 2009

VOLVER A CONTAR CUENTOS... "EL ALMOHADÓN DE PLUMAS" FICCIONADO

Basado en la versión original de Horacio Quiroga

Era el comienzo del otoño, y la joven pareja disfrutaba sus primeros meses de casados. Ella, dulce y angelical, lo amaba profundamente, él, inmutable y severo, la amaba con locura pero era incapaz de demostrarlo.
Su tiempo juntos trascurría apaciblemente en el solitario patio de su casa, convirtiéndose en el cómplice ideal de sus largas caminatas y agradables conversaciones. Su hogar, con piso y paredes de mármol, era dueño de una blancura imperial, un palacio de cristal, frío y tosco que albergaría para siempre a esta princesa.
Alicia pasaba sus días afligida y abrumada en medio de la inmensidad de su casa, hasta que al parecer un día, la tristeza comenzó a pasarle factura y una fuerte debilidad se apoderó de su frágil cuerpo, dejándola vulnerable, adormilada y sin vestigios de aliento.
Jordán impotente y desconsolado, intentaba reconfortar por todos los medios, pero todos sus esfuerzos eran en vano. El médico de Jordán finalmente determinó que ésta sufría de una anemia aguda, pero que su origen era desconocido e inexplicable.
Al día siguiente Alicia no presentaba ninguna mejoría, su malestar era tanto que prohibió que le cambiaran sus sábanas, y las alucinaciones y la zozobra se convirtieron en sus compañeras permanentes, dentro de éstas había un antropoide que la miraba fijamente aterrorizando su penosa existencia cada noche.
Los médicos que la trataban, se sentían incapaces de ayudarla, y paulatinamente la vida de Alicia se empezó a extinguir enfrente de los ojos de todos y de Jordán, su esposo. Alicia perdió el conocimiento, hasta que en una fría mañana, su cuerpo agonizante finalmente expiró.
Cuando la mucama que atendía la casa se dispuso a realizar la limpieza del cuerpo, notó unas cuantas gótas de sangre que se destacaban sobre la funda de la almohada. Extrañada llamó en voz baja a Jordán, y cuando se dispuso a levantar el almohadón, observó que éste pesaba de manera exagerada.
Jordán tomó este trabajo por su cuenta, y al cortar la funda, vio como brotaba de ella muchas plumas, y mientras más cortaba el almohadón, más se revelaba que había dentro de él, un animal viviente, con patas peludas, hinchado a más no poder.
Él, era la razón por la cual Jordán había perdido a su adorada Alicia, él era el enemigo oculto en la cama, y fue él quien poco a poco, se fue bebiendo a Alicia hasta el último soplo de su vida.

No hay comentarios: