TEXTO: LA INMERSIÓN - II PARTE DEL LIBRO ESCRIBIENDO HISTORIAS: EL ARTE Y EL OFICIO DE NARRAR EN EL PERIODISMO POR JUAN JOSÉ HOYOS

Al abordar de lleno esta segunda parte denominada LA INMERSIÓN, pude observar que es indispensable considerar los diferentes aspectos que se deben tener en cuenta a la hora de planificar una historia, con el objeto de que cada pieza que constituye a ésta pueda encajar perfectamente dentro del tejido narrativo que se pretender realizar.
Para los fines de este argumento comenzaré primero con la importancia de la elección de los temas. Si bien, el periodismo informativo tiene en cuenta elementos que se desarrollan en el marco de la escala industrial: que tengan actualidad, proximidad, prominencia, curiosidad, suspenso, emoción y consecuencias; en el periodismo narrativo, estos temas son usados en contadas ocasiones, debido a que al narrador le interesa más contar una historia completa , con todos sus detalles, desentrañando historias humanas que puedan perdurar en la memoria de los lectores y que pueda alcanzar una universalidad, incluso más que al relatar la misma actualidad.
Es así como podemos retomar las palabras que Rodin expresó en suTestamento, en el que puntualiza que “Los mejores temas son los que están más cerca de nosotros. Son aquellos que tenemos frente a nuestros ojo”1. Por lo tanto, la elección de los temas obedece a preferencias e influencias propias de la subjetividad de autor, y éste a su ver debe saberlo todo al respecto antes de sentarse a escribir las primeras líneas.
Llegado a este punto, es natural que el tratamiento que se dé al trabajo de investigación o campo, sea definitivo para el buen desarrollo de la historia. Con esto en mente, el periodismo adoptó un método, el cual ha sido depurado y perfeccionado por las diversas disciplinas de las ciencias sociales, permitiéndole optimizar el proceso de la recolección de datos a base de impresiones y experiencia, se hace indispensable entonces “sumergirse en la cultura de los otros con el fin de comprenderla y aprehenderla”2.
Claro que ésta descripción estaría incompleta si no se toma en cuenta que para que logre una verdadera inmersión, el periodista literario obligatoriamente debe salir de la sala de redacción y buscar en su entorno sentir, palpar, escuchar, degustar la realidad de los personajes y todo lo que les rodea, con el fin de encontrar la historia deseada, una historia real basada en la verdad, que le permita ser capaz de escribir no hechos puntuales, sino pintar las escenas a través de las palabras.
Conviene sin embargo advertir dentro de este contexto, que este ejercicio riguroso requiere ser adoptado con mucha paciencia, ya que los contratiempos, típicos de esta profesión, a veces conllevan a nuevas historias aún no exploradas. Por consiguiente, cuando se presente una eventualidad hay que tratar de sacar el mayor provecho posible y convertir esa adversidad en una nueva idea para desarrollarla, porque esto permite que florezcan otras historias con nuevos enfoques que merecen ser contados.
En síntesis, y a mi modo de ver, creo que el legado que el profesor de John Reed, Charles Townsen Copelan, “Copey”, le dio en su época de estudiante en Harvard para llevar a cabo el duro oficio de narrar, todavía sigue vigente en nuestros tiempos, ya que “lo impulsó a encontrar color y fuerza y belleza en los libros y en el mundo y a expresarlos de nuevo, y a ver la belleza oculta del mundo visible”3.
Citas 1,2,3 extraídas del libro Escribiendo Historias: el arte y el oficio de narrar en el periodismo por Juan José Hoyos, p.93, 103, 161.
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